miércoles, 3 de junio de 2009

EN EL CERRO SE VE LA VIDA MULATA


MAYO 21 + QUE PIEL es la muestra de la galería Cerro Nutibara. Incluye obras de ocho artistas de origen étnico negro o que, siendo mestizos, tienen la mirada puesta en las culturas afrocolombianas.

Un músico de jazz, en el clímax de su ejecución del saxofón, parece repetirse en cinco coloridos cuadros de Rangel Gutiérrez.

Pero no. Si uno mira bien, se da cuenta de que hay variaciones, aunque sean mínimas. La aparente repetición es la crítica de este artista a la que hacen de todo los medios de comunicación. Igualmente diferentes es el título de su trabajo.

Dos esculturas, sendas caras blancas de yeso que no pretenden ser rostros inmaculados y bellos, también son de Rangel. Uno de ellos es Carerruina, un personaje que oyó salsaludar en Latina Estéreo y él de inmediato imaginó su rostro.

Este artista es uno de los ocho que exponen su plástica en la galería Cerro Nutibara, bajo el título conjunto Mayo 21 + que piel.

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Mayo 21, porque esa es la fecha oficial de la afrocolombianidad y más que piel, porque este concepto se refiere a aquellas etnias que tienen raíces negras, las cuales se pueden manifestar más en lo cultural y en la manera de ver el mundo y la vida que en el color de la piel.

Así que es un concepto flexible. Laxo, si se quiere. Y más laxo parece resultar en esta muestra, que integra a artistas mulatos, mestizos y blancos. Sea como fuere, lo importante es que los visitantes del Cerro encuentran una exposición artística.

Carlos Angulo es un pintor de gran dominio técnico y estilístico, residenciado en San Juan de Urabá. Allá trabaja en la casa de la cultura.

Participa en esta exposición con un solo cuadro, pintado al pastel, en el que una mulata mira de frente. Rangel, que lo conoce, dice que es resultado de sus viajes a África, adonde ha ido en busca de sus orígenes.

Risueños son los personajes que pinta Adolfo Caro, un artista de Medellín, un mestizo ennegrecido por sus oficios de subsistencia bajo el Sol. Posee un estilo más bien primitivista, es decir, que no se inmuta por la noción de perspectiva y posee una visión ingenua de las cosas. Su valor radica en la poesía que expresa a través de colores y formas. Este pintor autodidacta plasma el mundo abigarrado del trópico.

Una de sus obras es una Cena negra , en la que un Jesucristo negro está rodeado de discípulos negros. Frutas tropicales, micos y guacamayas complementan la composición en la cual, como se ha dicho, todos ríen alegremente, menos Judas Iscariote, a quien se le aprecia preocupado. Otra obra es Festival de la pesca en Bahía Solano, en la que un Sol fuerte es protagonista y una multitud de personas parece actuar en función de un gran pez que han sacado de las aguas.

Con curaduría de Giselle Cañate Botero y asistencia de John Harold Dávila, es una exposición diversa.

"En esta muestra, los artistas no reclaman, porque no es necesario reiterar las realidades de las comunidades, pero sí atrapar en el tiempo la belleza y la alegría que les caracteriza", dicen ellos, los curadores.

1 comentarios....Anímate a participar:

Anónimo,  23 de junio de 2009, 12:22  

estuve en lamuestra cuando visiste Medellìn,y agardezco las vivencias que mehicieron sentir estasobras.

Muchas gracias. !Que viva Medellìn!

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